Este fin de semana comienza una nueva edición del Tour de Francia y con el sus correspondientes siestas pre final de etapas, a excepción de las etapas reinas en las que la posibilidad de dormir la siesta ni se contempla.
Recuerdo que con apenas 5-6 años como no quería dormir la siesta mi madre me dejaba viendo los documentales de La 2 mientras ella dormía. Cuando llegaban estas fechas los documentales dejaban paso al Tour, y así comenzó mi interés por el ciclismo. Con el tiempo a mi pasión por el ciclismo se le unió la de dormir, dando lugar a compartir la siesta y el ciclismo en esas tardes calurosas y aburridas de verano.
El ritual de las siestas del Tour comienza cuando una vez terminado de comer el individuo se acopla al sofá, enciende el aire acondicionado, pone la televisión en el canal correspondiente y se dispone a dormir. Este ritual continúa cuando de manera inexplicable el canal de televisión conecta con la retransmisión de la etapa y la voz de los comentaristas hace que de inmediato el individuo se despierte. Durante 5-10 minutos el individuo se sitúa en un estado a caballo entre estar dormido aún y empezando a ver la etapa, este estado termina cuando el individuo se levanta del sofá se dirige al congelador y se apodera de un helado. Una vez el helado en su poder vuelve al sofá dispuesto a disfrutar de la etapa correspondiente.
Antes de terminar esta entrada aprovecho para desearle toda la suerte del mundo a todos los corredores y equipos españoles, y en especial a los murcianos, Alejandro Valverde y José Joaquín Rojas.
"En el ciclismo todo dar por culo, menos el viento que da de cara."
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